El grave fenómeno de inseguridad en las grandes ciudades se deriva del desplazamiento y hacinamiento que deben soportar estas personas, que están integrando esos cerca de 4 millones de desempleados que hay en Colombia; se suma a esta grave crisis, la de casi 10 millones de indigentes que viven en barrios de tugurios, que aun cuando tienen un humilde techo, hoy no tienen cómo conseguir lo mínimo para la subsistencia. Pero eso no es todo; hay otra buena parte de la franja poblacional que compone la pobreza extrema, que hoy llega casi a 20 millones de personas de los estratos uno y dos. Buena parte de esta franja avanza por el camino de la indigencia y si las cosas no cambian, antes de finalizar el nuevo cuatrienio los indigentes en Colombia serán unos 12 millones.
De tal manera que hoy muchos colombianos piensan que a cambio de esa independencia de la que hablamos muy a menudo, sería hasta mejor pertenecer a una Colonia española, donde hubiera al menos oportunidades de vida para todos.
En Colombia las oportunidades de vida son limitadas y solo las tiene un reducido grupo de privilegiados, donde se ha concentrado la riqueza nacional y el poder del Estado.
Cuando nos detenemos un poco en esta agitada carrera que vivimos los colombianos y damos una ojeada a la historia, entendemos cómo y cuál ha sido la evolucionado de nuestra querida república de Colombia tras la Independencia. Si bien ha habido algunos adelantos, las desigualdades sociales son el común denominador, que se han convertido el principal germinador de las guerrillas.
Primeros 100 años
Vemos que durante los primeros 100 años de vida republicana, la turbulencia social ha sido el pan de cada día, gracias a la rigidez de una concepción federalista copiada del régimen estadounidense y una concepción centralista a la moda francesa, lo que ha llevado al país a permanentes guerras, unas alimentadas por los desacuerdos políticos, otras por diferencias socio-económicas y otras estimuladas por señuelos de enriquecimiento ilícito y facil.
En estos mismos periodos históricos, luego del grito de la independencia, esos factores abrieron el camino para la creación de los partidos conservador y liberal, hoy en franca decadencia, el primero por apetitos burocráticos y el segundo por las fallas cuando ha tenido el poder. Eso ha estimulado la creación de algunos movimientos que fortalecidos por el poder estatal, han logrado aparentes avances a pesar de tener una buena parte de su dirigencia cobijados por procesos judiciales y otros pagando penas en cárceles del país.
Siguiendo la historia, sostienen los entendidos en materia constitucional que la Carta Magna de 1886 orientada por el entonces presidente Rafael Núñez, creó un estado centralista, conservador y estrictamente católico, que no parece haberle aportado mucho al país que se hallaba en proceso de una transición constante y significativa.
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Nacimientos de los partidos en Colombia
Según documentos de la biblioteca, Luís Ángel Arango, “el nacimiento de los partidos políticos en Colombia tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIX, porque esta era la época en que Inglaterra tenía como referente el libre cambio en la economía y la imposición de aranceles a los productos
Para esa época existían dos grupos poblacionales claramente definidos, que eran:
• Los indígenas, esclavos, artesanos, antiguos militares y comerciantes, para los cuales un cambio en la situación social, política y económica era indispensable.
• Los esclavistas, burócratas, terratenientes, militares de alto rango y clero, para quienes la situación era ideal y debía ser mantenida a toda costa.
Para los primeros, el cambio era totalmente significativo e implicaba transformar el Estado, pasando de unas relaciones coloniales (de acuerdo con los intereses burgueses) a un Estado con leyes generales para todos, en las cuales se suprimieran las jerarquías ante la ley y se le quitara a la Iglesia el monopolio del conocimiento y de la enseñanza. Estas eran las primeras ideas liberales que abogaban por un Estado con ciudadanos libres, lo cual implicaba la abolición de la esclavitud, así como la implantación de las libertades de expresión, religiosa, de enseñanza y de libre comercio.
Para los segundos, liderados por Mariano Ospina Rodríguez, las cuestiones sociales sobre las cuales se discutía tan sólo servían para dividir a los granadinos, además de interferir con sus intereses económicos (la abolición de la esclavitud, por ejemplo, afectaba los intereses económicos de los esclavistas, o hacer jurídicamente iguales a todos los hombres derrumbaba el poderío social de la burocracia del país).
De las anteriores disputas surgieron sociedades que, meses después, hicieron posible la aparición los dos partidos: Liberal y Conservador:
• Sociedades democráticas, organizadas por intelectuales, obreros y la juventud romántica y radical, quienes se reunían bajo los lemas de "viva la ruana" (pues teñían las ruanas de rojo) y "abajo las casacas azules". Ezequiel Rojas publicó, el 16 de julio de 1848, las razones por las cuales se debía votar por el candidato liberal; gracias a lo cual José Hilario López, el 7 de marzo de 1849, llega a la Presidencia de la República (prueba de ello sería que López, el 1 de abril de 1849, pronuncia un discurso dirigido a todo el país en el que las ideas de Ezequiel Rojas se ven claramente reflejadas).
• Sociedades católicas, las cuales fueron apoyadas por Mariano Ospina Rodríguez, quien, el 21 de mayo de 1848, funda el periódico El Nacional, el cual establece las diferencias entre los dos nacientes partidos y tilda a los liberales de ateos y libertinos.
Los seguidores del ideario de Ospina se hacen llamar conservadores; son tildados por los liberales de tradicionalistas, godos y azules, por ser este el color del emblema mariano de la Iglesia católica.
Las sociedades católicas, y los conservadores en sí, defendían la moralidad cristiana e iban en contra de las ideas revolucionarias, de la igualdad real, de la usurpación y del anarquismo.
Tanto liberales como conservadores contaban con adeptos de diferentes clases sociales, pues no todos los conservadores eran esclavistas, burócratas y terratenientes, así como entre los liberales también se contaban personas que veían en el manejo político del pueblo una gran posibilidad de obtener beneficios económicos.
A pesar de existir dos partidos políticos, el pueblo pertenecía a uno u otro más por simpatía o antipatía que por un acto genuino de adhesión ideológica a uno u otro discurso. En Colombia, la pertenencia a un partido siempre fue una cuestión más de tradición familiar que de reflexión individual, lo que hizo que, en nombre de la defensa de dicho partido, el fanatismo imperase por encima del razonamiento sosegado, convirtiendo a las causas políticas en génesis y motivo fundamentales de la violencia en Colombia durante la primera mitad del siglo XX.” Hasta aquí la cita del documento de la biblioteca Luís Ángel Arango.
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